Ezcaray, el «cólera de dios»

Ruta realizada el Miércoles 27/10/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22.6 km
242 m
221 Km Distancia Madrid
2h27'
1h55'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 8
Descarga ruta: 20211027-dia3-Ezcaray-Posadas.gpx
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Tercer y por lo que veremos, último día en Ezcaray. Los caparrones (judías pintas) o los pimientos rellenos de engrudo que nos comimos en Valgañón en el restaurante de una desagradable señora mezcla de bruja de Zugarramurdi y Lola Gaos, creo que han sido los responsables. La noche ha comenzado ventosa. A eso de las 2 de la mañana ha empezado el apresurado y tumultuoso desfile al baño. Una semilíquida diarrea de mayor a menor espesor, del color de los caparrones y con olor nauseabundo, se ha ido evacuando de mi ser a lo largo de 4 horas. En seis intentos, de los cuales el cuarto y el último han sido amenizados con vómitos cuan lava volcánica de La Palma, parece que he conseguido eliminar gran parte, si no la totalidad del veneno. No sabré si la responsable ha sido la comida en La Parra, pero sólo por lo desagradable que es la impresentable que atiende, le he puesto un comentario elocuente en Tripadvisor.

Con tan sólo una hora de descanso, me suena el despertador. Continúo con náuseas y muy flojito. Aviso a mis compañeros de que no bajaré a desayunar y que me voy a pensar si ir de ruta o no. Me jode mucho perderme la mañana hecho un ovillo en la cama y además el trastorno que les hago a ellos. Decido que me visto y que sea lo que sea. Saludo a Juan, el amable responsable del Hostal El Trueno (el nombre es elocuente esta noche más que nunca), y me sugiere que si queremos abandonar las habitaciones antes de tiempo, por su parte no hay problema. Es un tipo encantador. También Domingo apunta la posibilidad, lo que agradezco porque en estas circunstancias no estoy para grandes desniveles y la ruta que queda para el jueves es de tomo y lomo.

El día está frío a primera hora, así que me pongo todo el equipamiento sabiendo que vamos a llanear por un cañón al que apenas le entra el sol y donde no cogeremos temperatura. Cruzamos Ezcaray y cogemos la carretera hacia Posadas. Hace un frío de pelotas. Domingo avisa que tampoco se encuentra bien y parece sentir que el «cólera» le está también afectando. Calladitos y dando sufridamente pedales avanzamos por una carretera apenas transitada sorteando peraltas de vaca, sin nada destacable más que el frío y los envidiados rayos del sol que vemos por la ladera derecha. El río Oja está absolutamente seco. Alguna presa más al sur debe estar reteniendo el escaso caudal de agua. Quizás donde la Central Hidroeléctrica que no llegamos a ver.

A la salida de Ezcaray el puente sobre el río Oja

Voy arrepintiéndome de haber salido. Me duele la cabeza, el cuello, los hombros,… y estoy pasando frío. Lo que estamos viendo no justifica tales molestias. Los kilómetros se me están haciendo muy largos a pesar de que llevamos un ritmo bastante rápido. Hemos pasado el desvío a Valdezcaray y sus instalaciones de esquí.

A partir de aquí ya no hay tránsito pues la carretera no tiene salida. Llegamos a Posadas que no tiene nada que ver. Me pongo en un rayito de sol a descongelarme mientras Domingo y Alfredo hacen unas fotos a una antigua empresa serrería.

Apenas hemos cruzado palabras en todo el camino. La vuelta la hacemos por un camino lateral que descubrió Alfredo para hacer senderismo. Muy agradable. Más protegidos del frío, con el sol salpicando entre las hojas de los arces y avellanos la cosa cambia. El camino está tapizado de hojas multicolores y es una delicia. Pasamos varios pueblos sin interés hasta que unas obras nos cortan el paso. Nos indica un obrero que debemos salir a la carretera. Lo sorteamos y hacemos caso omiso a sus voces para saltarnos varias vallas hasta conectar de nuevo con el sendero.

Sólo alguna cuestita se interpone en el camino para recordarme la noche toledana que he pasado. Mis fuerzas están al límite y la avería en la bici de Domingo le obliga a ir en el plato grande, así que nos bajamos un par de veces a empujar en esas pequeñitas cuestas mientras Alfredo no pierde ocasión de rememorar el momento con fotos.

Domingo, jugando con una vaca a que le traiga el palito

Ya muy cerca del pueblo a la vista de otra de las cuestas, decidimos que tomamos la carretera y abandonamos a Alfredo.

Llegamos al Ezcaray y vamos a mirar las famosas mantas que todo el mundo tenemos en casa para ver la tele. Entro en la tienda y un señorita me dice que no todas tienen precio. Dice que las fabrican allí. Pregunto el precio de una que me agrada. 300 euros. Le digo que ya hemos acabado. Intenta mantenerme en la tienda con el sugerente argumento de que en Nueva York o Londres alcanza precios de 500 euros y que hay algunas de mantas de 250 euros. ¿Algo más barato? Las de 100 son de lana de pelo corto muy vulgares. Le digo que tengo mejor forma de gastar 300 euros que en una manta y zanjo la conversación. Recuerdo que hace unos cuantos años compré aquí varias mantas y ya eran caras, pero se les ha ido la cabeza. Entonces ya me dijeron que no las hacían allí, lo cual es lógico. Yo no vi cabras en algún sitio. Recuerdo que hace 30 años trabajaban en un antiguo telar de madera que tienen en la puerta, pero que ya no lo usan. Sospecho que se limitan a comprar en la India (Cachemira) y ponerles la etiqueta.

Nos despedimos de Juan y le digo el nombre de nuestra web. Nos encaminamos hacia Madrid en el Hondita que se porta como un campeón. Alfredo va conduciendo mientras Domingo y yo damos breves cabezadas. Sólo paramos para que coma algo Alfredo que ya sabemos lo pesado que se pone cuando tiene hambre. Llegamos a las 5 a casa. Damos por concluido el viaje otoñal con sabor agridulce aunque sabemos que se borrará y recordaremos solamente los hermosísimos paisajes de estas tierras en ese breve espacio de tiempo que nos regala el otoño.

Os dejo la música Golden Autumn Day de Van Morrison.

Otras fotos: Link Álbum

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3 comentarios en “Ezcaray, el «cólera de dios»”

  1. Una pena acabar el viaje así, pero no había otra. Lo que más siento es no haber podido ver el acebal, pero en fin, lo que hicimos estuvo muy bien y ya tenemos otro sitio espectacular al que poder volver.

  2. Pero no fue el bocata de atún, huevo, anchoas y mayonesa lo que provocó la cólera De Dios?…
    Como dormían los yayos mientras su chofer les devolvía a sus casas.

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